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Con la elegancia en la puesta en escena que suele deslumbrar el fan del cine asiático, 'El gran golpe' podría considerarse un oportuno 'remake' de la saga de''Ocean 's eleven'. Con un personaje menos que en el filme de Soderbergh, las mismas réplicas sarcásticas e idénticos escenarios (un casino, ahora en Macao) y espíritu lúdico, este heist film, que se convirtió en el más taquillero de la historia del cine coreano, se encuentra con un obstáculo difícil de salvar. Cuando pretende que las relaciones entre determinados personajes –pensamos en la traición del pasado que marca el nuevo vínculo entre Macao Park y Pepsee, que terminó con el encarcelamiento de esta, o la súbita pasión entre Chen y Chewingum, que se resuelve, eso sí, con una de las mejores escenas de la película, un brutal accidente de coche que es toda una sentida declaración de amor– tomen una cierta entidad dramática, es demasiado tarde.
'El gran golpe' es tan frívola y dispersa, y está tan preocupada por enredar la descripción del robo del diamante Tiffany, que vale 30 millones de dólares y está acorazado por una gincana de trampas, que es incapaz de crear ninguna empatía por sus tipos, entre vulgares y sofisticados.
El proyecto de Soderbergh era construir un gran castillo de naipes, una macroestructura narrativa sostenida en el vacío, levitando entre el film familiar y la broma autoconsciente. Era, te gustara más o menos, un experimento disfrazado de cine comercial: filmes sobre la nada; filmes, como diría Godard, "sans histoire".
Choi Dong-hoon complica más la trama principal, la adorna además con cambios de tono y de registro –el humor coreano es tirando a marciano–, pero se dobla completamente a las exigencias del género. 'El gran golpe' es un film diseñado para arrasar en el mercado local, con las lógicas diferencias culturales que ello conlleva. Por mucho que los coreanos hayan aprendido a sacar lujoso provecho de los medios de producción, haciendo que la factura del film no tenga nada que envidiar a las superproducciones yanquis, el barroquismo innato del cine de acción asiático y una total falta de sentido del exceso hacen que no sea un plato para todos los gustos. Puro entretenimiento pero también objeto volante no identificado.