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En los años 90 Francesca Archibugi fue una de las figuras importantes del cine italiano, sobre todo gracias a películas como 'Verso sera' o 'La gran calabaza'. Todo ha cambiado, sin embargo, y el hecho de que ahora se haga responsable de la enésima adaptación de 'El nombre', la exitosa y tramposa comedia teatral de Mathieu Delaporte y Alexandre de la Patellière, dice mucho de su deriva. Archibugi tiene buena intención y hace esfuerzos titánicos para llevar este argumento típico de comedia burguesa –el nombre que se le quiere poner a un bebé desencadena incontables conflictos durante una cena a terrenos más jugosos, desde la psicología familiar hasta la metáfora política sobre su país. Todo ello, sin embargo, no deja de seguir torpemente la estructura de un vodevil más bien antipático y acaba exhibiendo una puesta en escena desorientada donde no lucen ni los actores.