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La directora Nicole Garcia traslada el drama de la novela de 'Milena Agus 'Mal de piedras' de Cerdeña a la Provenza de después de la Segunda Guerra Mundial. La protagonista del título (Marion Cotillard) es una joven apasionada a quien los padres obligan a casarse con un temporero de confianza, un catalán exiliado que encarna de forma espléndida Àlex Brendemühl. Pero Gabrielle padece del riñón y pasa una temporada en una clínica donde se enamora locamente de un joven militar (Louis Garrel), a pesar de los esfuerzos de su ejemplar marido para que el matrimonio funcione.
El film se desarrolla en buena parte como un correcto y sobrio drama de época de aroma provenzal (incluso hay un personaje secundario de una mujer a la que oímos hablar en occitano) y con aquella melancolía de sanatorio tan del siglo XX. Pero Garcia no consigue transmitir la fuerza de una protagonista femenina que se entrega a la ilusión del romanticismo por encima de la estabilidad del matrimonio. Y lo que es peor, en un giro final bastante engorroso, acaba patologizando a esta mujer que ama fuera de la norma.