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Gracias a películas como 'Intocable' sabemos que, a veces, el cine francés se pasa de frenada en su construcción de relatos accesibles, previsibles y endulzados. 'En la flor de la vida' es un ejemplo. Un presentador de televisión es despedido más o menos al mismo tiempo que su padre se instala en su casa. Distanciados, los dos hombres verán como una cuidadora les ayuda a acercarse. Plana a más no poder, manipuladora en su retrato de las emociones, 'En la flor de la vida' pretende enseñar al espectador a apreciar la vida y sus detalles. Lo hace, sin embargo, desde la pobreza y la tristeza fílmica. La película cae por su propio peso al lado de otras propuestas que flirtean con la autoayuda (la estrenada 'La vida secreta de Walter Mitty') o que profundizan en las dificultades del envejecimiento ('Amour'). Destaca el actor Pierre Arditi, que hace equilibrios en una cinta que quiere ser cómica, profunda y emotiva y que no lo es para nada. Un producto terriblemente previsible.