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En un primer momento deslumbra la recreación de la ciudad de Los Ángeles de finales de los 40 y su submundo criminal. La ilusión dura pocos minutos, y ni la fotografía ni el diseño de producción son suficientes para disimular que falta algo esencial en cualquier film noir aceptable: clima, atmósfera. Decepcionante? Sin duda. Pero no necesariamente sorprendente si tenemos en cuenta las limitaciones que presenta el currículum de su director, Ruben Fleischer.
La conexión instantánea de un número de espectadores no despreciable con su ópera prima 'Bienvenidos a Zombieland' se explicaba más por el reconocimiento cómplice de una serie de distorsiones de los códigos de género que no por el brillo de la combinación entre comedia y muertos vivientes, más complaciente que satisfactoria. La discreta '30 segundos o menos ', aunque resulta menos artificial, tenía un inequívoco aroma de título de transición, una última broma antes que Fleischer embarcara en la obra que, en un principio, debía significar su confirmación en Hollywood.
'Gangster Squad' parecía obligar al director a dejar atrás la cómoda casilla de los guiños y encarar un relato de pretensiones clásicas, que sigue las operaciones de un grupo de policías para erradicar las actividades criminales del mafioso Mickey Cohen. Incluso tomando como punto de partida un personaje real (que ya había aparecido en filmes como 'Bugsy', encarnado por Harvey Keitel), no cuesta adivinar que las auténticas referencias comienzan y terminan en el medio cinematográfico. Sin llegar a los extremos del 'Dick Tracy' de Warren Beatty, la estilización de la puesta en escena denota una conciencia de irrealidad, insinuando una operación de reciclaje pop que nunca se acaba de confirmar. Quizás porque es incapaz de dar la vuelta a un guión insípido, donde cada pieza nos remite a historias ya conocidas, desde Josh Brolin como policía violento pero íntegro hasta la historia de amor de Gosling con la chica del gángster. Fleischer continúa realizando simulacros de cine, objetos inofensivos que nunca se atreven a sacar al espectador de su zona de confort.