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El nuevo milenio nos trajo la moda de un tipo de comedias que parecen 'El cartero simpático' adaptado para levantar el ánimo a los adultos adictos al Prozac. Como 'Come, reza, ama', manual de autoayuda de la era 'new age' con Julia Roberts que sufrimos hace cuatro años. O como este 'Hector y el secreto de la felicidad', una película que parece hecha de algodón de azúcar, sobre un psiquiatra en crisis de valores que lee 'El loto azul' y decide hacer vuelta al mundo. El resultado es una postalita variada y 'multiculti', de aquí y de allí, adepta a la filosofía del turista bobo en guaiabera que se va de safari y vuela en primera. Lo que Hector descubre en este viaje, se lo habría encontrado igual pasando un día en Port Aventura.