Incondicional

Las fronteras entre una película y un telefilme no son siempre del todo claras. A veces la dirección puede ser plana, pero los conflictos pueden alcanzar una profundidad que los redima de toda simplicidad. Este no es el caso de 'Incondicional', película de sobremesa y sin vergüenza. Acumula todos los tópicos posibles, todas las desgracias existentes, y abusa para rematar del sentimentalismo más barato. Pero es que además está lastrada por una serie de mensajes subliminales sobre la necesidad de tener fe en Dios, de abandonar los malos pensamientos, de conseguir la redención espiritual, de la importancia del altruismo. Un tratado de autoayuda pseudoreligiosa de lo más indigesto, remarcado por sentencias del calibre de "siempre sale el sol" o "nunca estamos solos". Por si fuera poco, termina con la llamada del hombre real en quien se basa la película anunciando una página web en la que ayuda a los niños huérfanos gracias a su amor "incondicional". ¿Quién da más?