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Un profesor llega a la universidad precedido por su fama. Un colega anticipa que Abe Lucas (Joaquin Phoenix) será como "una inyección de Viagra en el departamento de filosofía". Lucas encarna el tópico del intelectual de mediana edad con talento y una postura desencantada con el mundo que lo hace muy atractivo para las mujeres. Y, apenas iniciada la película, tememos que Allen nos sirva una comedia más sobre un hombre maduro con crisis existencial que recupera el gusto por la vida al enamorarse de una estudiante. Pero la película no tarda en hacer un sorprendente giro narrativo, y no será el único, que refresca la propuesta.
La capacidad de desconcierto juega a favor de 'Irrational man' y compensa su puesta en escena, tan llana, que parece el peaje obligatorio por el que debe pasar un director independiente tan prolífico como Allen. El neoyorquino reincide aquí en su afición por los cuentos morales oscuros inspirados en Dostoievski. Lucas se convierte en un heredero espiritual de Raskolnikov, pero también de Leopold & Loeb, la pareja de criminales que inspiró 'La soga' de Hitchcock.
Lo que arranca como una comedia sentimental universitaria se transforma, sin perder el humor, en un 'thriller' filosófico. Allen también se mueve en un escenario inédito en su filmografía, el campus, que por otra parte conecta con su universo sociocultural típico. No estamos hablando de una obra redonda, pero 'Irrational man' resulta mucho más estimulante que la mayoría de las películas 'europeas' y termina conformando una reivindicable trilogía dostoievskiana con otros dos de sus grandes títulos, 'Delitos y faltas' y, claro , 'Match point'.