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La alta sociedad

  • Cine
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Ma Loute
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Time Out dice

4 de 5 estrellas

Es una sátira de la burguesía francesa de principios del siglo XX

Para entender esta historia, tenemos que ir a los orígenes. Un buen día, Bruno Dumont encontró una colección de postales con imágenes de la burguesía francesa que a principios del siglo XX veraneaba en la bahía de Slack. Entre recolectores de mejillones y chiringuitos con toldos rayados junto al mar, aparecían mujeres con faldas largas y pamela, cruzando los humedales en brazos de algún barquero de brazos gruesos, mientras el marido se distraía midiendo la dirección del viento, levantando un dedo lamido. Combinado con un sabor escatológico, nació 'La alta sociedad'.

Hace tres años, Bruno Dumont rodó 'P'tit Quinquin', una miniserie para la cadena Arte, que comenzaba con la imagen de un niño con la nariz chata y el labio leporino que seguía con la mirada el recorrido de una vaca suiza que flotaba colgada de un helicóptero. A Dumont le encanta recrearse en la exhibición de rostros contrahechos, afectados de rictus muscular y tics nerviosos, espaldas jorobadas y muecas exageradas. Todas estas malformaciones le proporcionan un placer cómico perverso. Por eso 'La alta sociedad' tiene esta apariencia de sátira repulsiva, sucia.

La acción pasa en 1900 y pico en el norte de Francia, en una región de acantilados. Bruno Dumont sitúa una historia de amor imposible, un romance de verano entre un pescador caníbal con la cara muy larga y una niña bien que se viste de niño y se rapa la cabeza. Alrededor de los dos amantes clandestinos acumula un abanico de personajes grotescos que provienen de diferentes castas. Son las bestias de este circo de los horrores. Con actores como Juliette Binoche y Fabrice Luchini, que elevan el listón.

Escrito por
Josep Lambies
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