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Un mal día, Lucas descubre que su inhalador para el asma es en realidad el antídoto que le impide adoptar su aspecto auténtico: el de una monstruosa y enorme criatura de color naranja. Decidido a descubrir sus raíces, el niño viaja a la isla donde nació, un lugar poblado por bestias increíbles. Con este planteamiento, 'La isla de los monstruos' debería ser un festín de inventiva 'monstruosa', pero la película hace poco para esquivar un diseño de personajes y escenarios poco imaginativo, y también cierta precariedad en la animación, difícil de disimular en una producción modesta, que abarca los gráficos digitales con más inercia para seguir un estándar contemporáneo que con auténtica convicción por la técnica.