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'La mirada del silencio' es el golpe sobre la mesa que clava Joshua Oppenheimer para que todos aquellos que en 'The act of killing' echaban de menos las víctimas del genocidio de comunistas en Indonesia de 1965 callen. Oppenheimer las rodó las dos a la vez como si fueran un plano/contraplano del horror en la Tierra. No hay oportunismo en el gesto, como no hay demagogia en la figura de Adi, un óptico que, de la mano de Oppenheimer y poniendo en peligro su propia vida, interroga a los verdugos para entender la ejecución de su hermano. Más intimista que su cara A, nos ofrece un ancla emocional más contundente, una metáfora viva de la necesidad de recuperar o reenfocar la memoria de un país que sigue negando las atrocidades de aquel holocausto reivindicando la sangre que bebió para no sucumbir a la locura.