Maquia

Maquia pertenece a una raza de vida casi eterna, que tiene como misión tejer (literalmente) el paso del tiempo. Por circunstancias azarosas, la protagonista acaba haciéndose cargo de un bebé humano, cuya madre ha muerto con él todavía entre los brazos. En el instante en que Maquia debe romper el rigor mortis del cadáver para liberar al pequeño, se hace evidente que, a pesar del trazo dulcísimo del dibujo, el debut en la dirección de la prolífica guionista Mari Okada está dispuesto a confrontar situaciones dolorosas. La incomodidad aumenta cuando la protagonista se da cuenta de que sobrevivirá a todos aquellos que la rodean, incluido su hijo, que crece hasta ser más 'viejo' que la chica permanentemente joven que lo ha criado. A pesar de la fantasía de sus universos narrativos, las historias de Okada poseen una credibilidad emotiva punzante, aclarada con la publicación de una autobiografía donde la autora relaciona las constantes de su obra con el aislamiento adolescente, y con la complicada relación con la madre; un hecho que, sin duda, impregna también las palpitantes y preciosistas imágenes de 'Maquia'.