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Cuánto hacía que los hermanos Taviani no realizaban una película a la altura de sus primeras obras maestras, de 'Allonsanfan' (1974) y 'Padre, patrón' (1976)? Sea como sea, no será esta adaptación libre de los cuentos de Boccaccio la que vendrá a devolverles la gloria. El tono es dubitativo, las historias escogidas se muestran apagadas y desiguales, y aunque el tratamiento estético no esté falto de rigor y elegancia -la inspiración proviene de algunos pintores del primer Renacimiento italiano-, el resultado no pasa más de una medianía amortiguada, como si la coherencia de estos cinco relatos no acabara de hacerles el peso.
Quizás lo mejor del film son sus resonancias alegóricas, servidas con una encomiable economía de medios: un mundo acosado por la peste y por una apocalipsis inminente, los jóvenes que huyen hacia una vida mejor, la capacidad del arte y la ficción para transformar la realidad, son cuestiones de indudable actualidad y que, por mucho que el conjunto no cuaje, no dejan de seducir y emocionar.