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Mientras ellas duermen

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  • Crítica de Time Out
Mientras ellas duermen
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Un escritor frustrado se obsesiona con la relación entre una chica joven y un hombre maduro en un hotel.

Cintas de vídeo y habitaciones de hotel. Como lector acérrimo de las novelas de Javier Marías –me abstengo de acercarme a sus artículos, para no perderle el respeto–, he llegado a la conclusión de que estos son dos conceptos arraigados en su imaginario. Desde el prodigioso viaje de bodas en Cuba de 'Corazón tan blanco', que siempre he interpretado en clave cinematográfica, como una variante de 'La conversación' de Coppola, del asesinato que se perpetra al otro lado de la pared y mancha la mampara del balcón con un charco de sangre fresca.

Ahora confirmo mis teorías con cierto fetichismo. Wayne Wang, el director que hizo 'Smoke' mano a mano con Paul Auster, adapta uno de los relatos de Marías, y lo transforma en una cinta que respira el mismo aire vicioso que el 'Doble cuerpo' de Brian de Palma. Encontramos a un hombre robusto que afeita la nuca de una joven dormida con una navaja, una cámara que graba insistentemente y un escritor pervertido que espía entre los agujeros de un sombrero de paja, tendido en una tumbona al borde de una piscina.

Parece que con esto ya baste para levantar la tensión. Pero no. La puesta en escena es tan rutinaria y anodina como el catering de un congreso de oncología. Y la historia, que nos habla de la simbiosis perversa entre dos parejas que veranean en el mismo resort, se va entumeciendo en un solemne aburrimiento. Lo único que mantiene viva la emoción es la promesa de que en algún momento nos encontraremos atrapados entre las uñas de una trama delirante, y que por la mirilla de la puerta caerá el ojo de 'El cuarto hombre' de Paul Verhoeven, deslizándose con todas sus venas.

Escrito por
Josep Lambies
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