Morgan

El hijo de Ridley Scott debuta en la dirección, avalado por un carné de identidad de los que abren cualquier puerta y varios referentes de ciencia-ficción que se ha tragado sin saber cómo digerirlos. Aventurándose en un territorio cercano al 'Inteligencia artificial' de Spielberg, quiere construir un 'thriller' de alto voltaje pero se queda sin batería nada más empezar. La trama de los científicos que han fabricado una chica de laboratorio ya no recuerda, ni de lejos, al mito romántico de Prometeo, la crisis existencial de la criatura que quiere dejar de ser un monstruo encarcelado se intuye sin llegar a levantar velas, y el drama del equipo médico que la ama como a una hija no pasa del telefilme reblandecido de sobremesa. Luke Scott nos promete una película inquietante, que acaba en agua de borrajas.