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Hay tres lenguajes en este extraño film: uno realista que denuncia el poder de la mafia china en las grandes ciudades argentinas; otro de animación manga, precioso en su magnífica simplicidad, y un tercero claramente de película de miedo. El nexo entre ellos es Ana, una chica china que se enfrenta al jefe mafioso y se ve envuelta en una historia muy peligrosa. Los tres estilos se mezclan pasando del naturalismo de un plano al dibujo animado sin ninguna transición. La idea central es terrorífica: los chinos han creado una raza de conejos mutantes carnívoros que se han convertido en una plaga asesina, además de nutrir sus restaurantes. Cuando Ana lo descubre, intentarán liquidarla. A pesar de ser un film inquietante y atractivo, hay dos cosas que, por desgracia, juegan en su contra. Una, la protagonista está doblada y se nota mucho; la otra, parece que falten piezas en la historia, como si la hubieran cortado sin miramientos, dejando demasiados hilos sin atar.