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Estamos ante una de esas películas cuyo argumento resulta imposible de desvelar sin caer en el spoiler. Sólo se puede decir que hay una enorme nave que transporta pasajeros hacia otro planeta, que dos de ellos se despiertan antes de tiempo y que deberán pasar el resto de sus vidas en este espacio antes de llegar a su destino. El director Morten Tyldum configura la película alrededor de esta convivencia, pero nunca llega a atreverse a aportar algo de claridad a las luces y sombras de una controvertida relación sobre la que recae un juicio moral por parte de el espectador casi desde el primer instante. Se trata de una apreciación ética que resulta inevitable, aunque los responsables intenten desviar la atención con todas sus fuerzas a través de una trama redentora que sirve para añadir un poco de acción a lo que podría haber sido una pieza de cámara interespacial sobre la soledad y sus penurias. 'Passengers' es ciencia ficción descafeinada para público de multisalas. Un decorado llamativo, dos actores atractivos y la nada más absoluta, el vacío cósmico entre ellos.