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Pieles

  • Cine
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Pieles
Pieles
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Time Out dice

3 de 5 estrellas

Narra la historia de personas físicamente diferentes que se han visto obligadas a esconderse, recluirse o unirse entre ellas, debido a su condición.

"¡Uno de nosotros!", gritaban con la copa alzada los 'freaks' de Tod Browning ante la mirada de horror de una hermosa mezquina. El brindis era un ritual de paso para celebrar el ingreso de la doncella a la secta de la anomalía, a pesar de que allí el único monstruo era ella, la que se autoproclamaba 'normal'. La ópera prima de Eduardo Casanova, que parece homenajear las fotos de Diane Arbus pasadas por el filtro colorista del cine de Pedro Almodóvar, habla, como 'La parada de los monstruos', de las dificultades para definir la normalidad en una realidad moralmente deforme. Si tenemos en cuenta que uno de los cortos más justamente célebres de Casanova se titula 'Eat my shit', no es necesario que nos asustemos cuando veamos el 'dramatis personae' de 'Pieles'. Una chica con cara de culo, literalmente, y una prostituta sin ojos son un buen aperitivo.

¡Qué película más extraña! Primero parece un film de David Lynch, tras un melodrama desbocado al modo de Fassbinder y finalmente un John Waters domesticado. Cualquiera diría que Casanova quiere provocar a toda costa, pero la obviedad de su mensaje y la frontalidad de sus imágenes hacen de 'Pieles' una película de una sinceridad aterradora. Por un lado, es admirable su capacidad de riesgo; por la otra, es perturbadoramente naíf. Y es así como la película nos obliga a identificar todo lo monstruoso que hay en nuestra cotidianidad, y viceversa, todo lo normal que hay en nuestras perversiones.

Escrito por
Sergi Sánchez
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