Una cantante sufre un episodio de amnesia y una mujer que la imita en un karaoke la ayuda a recordar quién es. Vampírica y abismal, la última película de Carlos Vermut funciona como el contraplano perfecto de 'Persona' de Ingmar Bergman, un artefacto de una plástica alicatada inquietante como la antecámara de la sala de torturas de 'Magical girl'. Es un pulso infernal entre dos mujeres, cara y cruz de una sola moneda lanzada al aire, que no se sabe cómo caerá al suelo. Por un lado, una diva cleopátrica, vestida con túnicas de cobre, que después de muchos años retirada de los escenarios tiene un ataque de amnesia y olvida quién es. Por el otro, una mujer castigada por la vida, agotada, que todas las noches la imita en el escenario de un karaoke, como el reflejo esculpido al otro lado de un espejo donde flotan vapores mortíferos.
Carlos Vermut. 2018, España-Francia. 125'.