Séptimo

La mediocridad es un mal endémico de casi todos los 'thrillers' que se estrenan ahora. La falta de originalidad, la abundancia de clichés y la repetición de esquemas son el pan de toda la película, y no es habitual, en cambio, encontrar ejercicios de estilo que sustenten la obra y ayuden a darle personalidad. 'Séptimo' es un ejemplo de todo esto, una película de intrigas psicológicas con un poco de tensión hitchcockiana que remite al ‘Frenetic’ de Polanski. Ni desentona ni despierta entusiasmo. Guión formulario y actores solventes para una película que si en algo destaca es en el interesante trabajo de ambientes: por un lado el interior del edificio, que acaba convirtiéndose en un personaje imprescindible, de la otra la ciudad de Buenos Aires, casi tan asfixiante como los espacios cerrados.