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En todas las películas de Walter Hill subsisten suficientes elementos visuales y dramáticos para reconocer los peculiares rasgos de identidad artística del cineasta: una notable fascinación por los géneros clásicos; un seco, conciso, retrato de personajes; una notable preocupación por la violencia; una puesta en escena austera en lo que se refiere a la exposición visual y rica en significados colaterales que apoyan la acción principal. ‘Una bala en la cabeza’, film tan irregular como, a ratos, atractivo –sobre todo, por tu tono démodé estilo seventies –, es 100% Walter Hill: un thriller nihilista sobre hombres fuera de la ley enfrentados a la corrupción del sistema. El realizador supera las limitaciones del guión vía una narración de gran sobriedad, que asegura un espectáculo sin frivolidades, que rompe las costuras de lo que es espectacular para erigirse en una clara ilustración de su visión del mundo, un lugar en el que imperan la corrupción y el sufrimiento, donde no impera la justicia: sólo la ley del más fuerte.