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Una nueva amiga

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Une Nouvelle Amie
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Time Out dice

Nunca he sido un gran lector de Ruth Rendell, pero recuerdo mucho cuando me cayó en las manos un relato suyo de veinte páginas que se llamaba 'The new girlfriend'. Trataba de un hombre que se vestía de mujer, aunque no era exactamente una historia de travestismo. Porque el tipo no buscaba obtener ninguna transformación sexual. Sólo le gustaba la idea de tener una segunda identidad, sobre dos tacones de estilete. En la época en que leí el cuento de la Rendell la prensa anunciaba que se había descubierto una lata con los primeros minutos de una película de Hitchcock, 'Kaleidoscope', que nunca había terminado de rodar.

El azar cósmico tiene caprichos de lo más macabros. Hace tan sólo dos sábados que supimos que Ruth Rendell había muerto, y ahora François Ozon estrena una adaptación de su cuento, libre y estirada , y combinada con uno de los fetiches más lucidos de la filmografía del señor Alfred: vestir el cadáver. El film de Ozon comienza con el fallecimiento de una mujer, una rubia letárgica que apenas ha cumplido los 30. Se llama Laura –desde la de Preminger hasta la Palmer, incluso remontándonos a Petrarca, Laura es nombre de muerta–, y deja un marido y una niña de meses a merced de los dioses.

No os diré cómo funciona la simbiosis entre el personaje de la Rendell y la perversión necrófila, por no desarmar la sorpresa, pero estoy convencido de que, de la suma de factores, Hitchcock habría podido hacer una obra maestra. Lástima que 'The new girlfriend' no se publicó hasta 1985, y el maestro del suspense ya llevaba cinco años criando malvas. Ozon, en cambio, se ha visto superado por la acumulación de tótems y tabúes, y entre el transformismo tipo Almodóvar y los  fuegos fatuos de ultratumba le ha salido un film lastimosamente estrábico.

Escrito por Josep Lambies
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