Utoya, 22 de julio

Lejos de ser una crónica de la masacre que un terrorista de extrema derecha provocó en un campamento juvenil noruego en julio de 2011, este nuevo largometraje de Erik Poppe propone una historia de ficción basada en aquellos hechos reales. Vemos a una adolescente en busca de su hermana una vez comenzado el tiroteo. Y su recorrido nos es mostrado en un plano-secuencia en tiempo real que deja atrevidamente fuera de campo tanto al asesino como a la mayor parte de las víctimas. El resultado es más un escalofriante film de terror que un ejercicio naturalista o una reflexión política, pero no deja de proponer una metáfora devastadora respecto al género. Ahora ya no es ningún psicópata de feria el que persigue nuestra 'final girl'. Ahora la cosa va muy en serio.