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Hay películas que han nacido para ser carne de 'karaoke' o, si se proyectan en una sala grande, de 'sing-along' rebozado de palomitas. Con la honorable excepción de 'The Rocky Horror Picture Show', que añade al happening un plus de carmín intenso y liguero de cabaret, son películas como 'Grease' o 'Priscilla' las que provocan fieles adhesiones musicales. 'Walking on sunshine' se añade a esta moda sin ocultar su dimensión de sucedáneo o copia de segunda generación: si 'Mamma mia' era un refrito de las comedias de turistas estadounidenses en la vieja Europa ('Creemos en el amor'), cantado a ritmo de Abba y hecho con un cierto encanto, el caso que nos ocupa es un refrito de 'Mamma mia' con temas de los 80 que provoca más vergüenza ajena que irritación. No tendría por qué existir, pero la vida es así de absurda.