Hace ahora treinta años, Maria Schneider era una arreglista sofisticada e inteligente que comenzaba su carrera con buen pie al lado de Bob Brookmeyer y Gil Evans. No tardó en formar su propia orquesta, hacer los ensayos justos y, a imagen y semejanza de aquellos cantautores que en los 60 revolucionaban el mundo en los bulliciosos cafés del Greenwich Village, iniciar una peregrinación por el famoso barrio neoyorquino que, pronto, le valió las atenciones de los productores de la inteligente fonográfica Enja. En JazzMadrid’15 presenta un nuevo disco en el que los activos vuelven a estar puestos en la capacidad de escritura de Maria, haciendo de los materiales con los que trabaja un tejido vivo y libre.
Maria Schneider Orchestra
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