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Akram Khan
©Lisa Stonehouse

Akram Khan: "Hasta que los leones tengan sus historiadores, solo conoceremos la versión del cazador"

Entrevistamos al bailarín y coreógrafo londinense, que trae a Madrid 'Until the lions', un espectáculo de danza basado en el relato de la princesa Amba del 'Mahabharata'

Escrito por
Josep Lambies
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De ascendencia bangladesí, aunque nacido y criado en el Reino Unido, Akram Khan es un bailarín puntero, tal vez conocido por su coreografía en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Ahora, dentro del programa de Veranos de la Villa, trae a Madrid su espectáculo 'Until the lions', donde el fuego de Shiva quema sin cesar. Se podrá ver en el Circo Price entre el jueves 19 y el sábado 21 de julio. 

Ante todo hablemos del título de la obra, que procede de un antiguo proverbio. 
La escritora Karthika Naïr le puso este título a un libro de poemas inspirados en algunos personajes del 'Mahabharata'. La frase completa dice que, hasta que los leones tengan a sus propios historiadores, serán los cazadores quienes cuenten la historia. Nunca es el perdedor, o la víctima, quien firma la crónica de los hechos, sino el genocida. Y hasta que alguien hable en boca de esos leones nunca sabremos qué les pasó.

En 'Until the lions' coges la historia de la princesa Amba del 'Mahabharata'. ¿Por qué?
Amba es una mujer traicionada por Bheeshma, que es un guerrero respetado a quien nadie se atreve a desafiar. Amba busca la justicia. Yo quería interpretar su historia desde una óptica feminista.

Dices que el mito explora las relaciones entre la idea de hombre y la de mujer. ¿Cómo?
En términos sociales, más que biológicos. Amba quiere luchar por la justicia, pero no puede con el cuerpo de una mujer, así que renace transformada en un hombre que puede ir a las armas y enfrentarse al tirano.

Nada es casual. Cuando tenías 13 años apareciste en el 'Mahabharata' de Peter Brook, un montaje que revolucionó el teatro contemporáneo. ¿Cuánto te marcó?
Mucho. Ya entonces me iluminó la manera en la que Peter Brook absorbía y reinterpretaba ese universo mitológico tan amplio, y profundizaba en cada uno de los relatos, para renovarlo. Al fin y al cabo, los mitos constituyen una religión, y todas las religiones son peligrosas si se toman literalmente. Pero si te acercas a ellas como es debido, en un plano metafórico, son sistemas de aprendizaje perfectos, que te hablan del amor y la sexualidad, de los niños, de los lazos entre hermanos y primos, de la amistad. 

Como coreógrafo, has trabajado para fusionar el 'kathak' indio con la danza contemporánea. ¿Qué diálogo se establece entre ambos?
El 'kathak' es un lenguaje, un vocabulario, y yo llevo aprendiéndolo desde la infancia. Tiene algo filosófico y abstracto, pero también habla de narrar a través del gesto. En ese sentido creo que sus formas comparten las raíces del flamenco. Por eso admiro tanto a artistas españoles como Sílvia Pérez Cruz. Yo no creo en el 'kathak' en un sentido puro. Lo transformo en algo vivido, real, a través de mi cuerpo, que también se ha visto expuesto a Michael Jackson, a Bruce Lee, a Charlie Chaplin.

¿Cómo afecta esa transformación al mito?
El mito tiene que evolucionar. Ahora tengo la sensación de que estamos en una época de estancamiento, entre dos tiempos, y mientras vemos cómo un sistema mitológico agoniza lentamente hay otro que todavía no ha nacido. 

Until the lions se representa siempre en un escenario circular. ¿Por qué? 
Creo que la forma del círculo tiene que ver con la naturaleza y su armonía, mientras que el rectángulo y la línea recta son un producto del ser humano. Por otro lado, la circunferencia es el espacio que por tradición la pertenece al relato. Las hogueras, las cimas de las montañas. Hay algo ancestral que quiero que despierte.

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