Entre teatro del absurdo, Berlanga y la ciencia ficción: en ese complicado y resbaladizo terreno se mueve este 'Hombres que escriben en habitaciones pequeñas'. El disparate es el punto de partida y de llegada, lo imposible que se hace posible, la conspiración que resulta ser cierta...
Y todo eso lo juega estupendamente, como no podía ser de otro modo, la grandísima Esperanza Elipe, acompañada de una eficacísima Cristina Alarcón (que mantiene el tono justo sin perder la compostura) y de Secun de la Rosa, que es sencillamente maravilloso y que nos fascina en ese relato-resumen de una novela inventada, con el que consigue meter al público en el bolsillo. Angy Fernández está más que resuelta en un papel que, si no estaba hecho a medida, parece haberlo estado: su carácter y energía son perfectos para transmitirnos a la becaria rebelde.
Mejor no contar mucho de lo que pasa para no hacer 'spoilers', dado que en esta función seguir la ruta mental de Antonio Rojano es importante. Tan importante como el refrescante espacio escénico diseñado por Bengoa Vázquez, una acumulación de recortes de periódico, mapas, chinchetas e hilos rojos, que se esparcen por todo el espacio, dotando a la sala de la Princesa de otro carácter ya desde la propia entrada.
Una maravilla que gente como Víctor Conde (el director de la recordada y comercialísima 'Pegados') pueda trabajar en un espacio como el Centro Dramático Nacional: se le nota el pulso de la comedia. Hay una cierta contradicción entre la precipitación máxima del principio y lo que tarda en arrancar la función, quizá sea incluso un intento de solucionarlo.
Para pasar un buen rato y echar algunas risas conspirando en el teatro con algún proyecto de alto secreto: si te va ese rollo, no te la pierdas.
Texto: Antonio Rojano. Dirección: Víctor Conde. Intérpretes: Cristina Alarcón, Esperanza Elipe, Angy Fernández y Secun de la Rosa.