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Seguramente, Max Perkins fue uno de los editores más relevantes de la historia de la literatura. Un nombre que acumuló tantos elogios como los libros y autores que publicaba. Thomas Wolfe fue un escritor atormentado, que acumulaba cantidades inalcanzables de palabras. 'El editor de libros' narra el encuentro entre estas dos figuras históricas, entre el genial Wolfe y el hombre que puso orden a todo su talento indomable. Jude Law interpreta de manera estridente y excesiva a Wolfe, y Colin Firth pone su habitual pasividad al servicio del racional Perkins. Esta dicotomía entre el desbordamiento creativo y la contención del editor se subraya en todo momento, a través de los diálogos, y de las maneras interpretativas de dos actores opuestos. El problema, sin embargo, es que el director, Michael Grandage, se coge en exceso al academicismo, y deja de lado el riesgo, el arrebato y la genialidad.