Ardoka

Quién quiere la Quinta Avenida neoyorquina teniendo la calle San Pedro en Hondarribia. Todos esos madrileños que se escapan cada verano (y puentes) a esta recogida localidad guipuzcoana darán fe. Apasionado del vino, Mikel Rico, que abrió Ardoka allí hace diez años, ahora inaugura sucursal en Chamberí. “Echo mucho de menos el mar pero me vine para evolucionar, probar nuevos formatos, conocer otras pautas del cliente… y porque mi mujer es de aquí. Sé que la competencia es feroz pero la capacidad de aprendizaje a todos los niveles que ofrece Madrid es inigualable. Mira, para el pintxo de txuleta me he quedado con una carne de la Sierra de Guadarrama. Estoy buscando y encontrando proveedores cercanos pero aún no conozco a nadie que cuide la huerta como lo hace mi amigo en el norte”. La calidad de la materia prima –fusionada o en su vertiente tradicional– viene de serie, igual que el entusiasmo y la espontaneidad de nuestro anfitrión. “Que haya champán en fechas navideñas y vinos con menos capa, más frescos en primavera”. Cambiar un 30% cada estación tanto en bodega (medio centenar de vinos por copa) como en carta (pintxos calientes y fríos y varios platos para compartir) es su intención primordial, un dinamismo sostenido por un buen servicio y mejor equipo humano. “Quiero que la gente nos visite sabiendo que conocemos y respetamos mucho cada vino, cada etiqueta, que se sienta en su casa, que venga a pasar un buen rato, a dejarse sorprender… Si hace falta, moriremos en el intento. Eso seguro”. Interiorismo noble y jazz visten los dos pisos del local; una sala polivalente abajo a la manera de txoko vasco y un espacio de barra y mesas altas para un tapeo relajado a pie de calle. Ongi etorri!