[title]
Hay noticias que nos dan entre pena y vergüenza. Como la que leíamos este martes en El País sobre el actual estado del monumento a las víctimas del 11-M, el atentado múltiple en el que 192 personas fueron asesinadas en 2004. Ahora, 11 años después, parece que el olvido se ha instalado en el interior del cilindro de cristal de 11 metros de altura ubicado en Atocha y en cuyo interior se podían leer sobre un plástico las frases de cariño dedicadas a los fallecidos.
Al parecer, según denuncia la Asociación 11-M de Afectados del Terrorismo, la cubierta de plástico que cubre el interior del cilindro no recibe la presión de aire necesaria para mantenerse erguida y ahora yace arrugada y caída en el interior de este mausoleo común. Sería la quinta vez que ocurre en los últimos años, según podemos leer en el artículo. Por lo visto, el Ayuntamiento tiene prevista una partida de 220.000 euros en los presupuestos del año que viene para su rehabilitación.
Pero medidas aparte, ¿os imagináis tal abandono en otros lugares conmemorativos como la Zona Cero de Nueva York? ¿Y la terrible sensación de algún familiar que quisiera acercarse hasta Atocha y se encontrara con este panorama y un cartel de “Cerrado por trabajo de mantenimiento” colgado en la puerta?
Una estampa. Estado del monumento en memoria a víctimas atentados del 11-M. Estación de Atocha, Madrid #Fotografía pic.twitter.com/59q6CxoiCM
— uly martin (@UlyMartin) noviembre 17, 2015