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Son muchos los vecinos de Madrid y del corredor del Henares que lo esperan como agua de mayo. Pero, por el momento, tendrán que seguir esperando. Aunque ha pasado ya mucho tiempo desde que en 2016 se anunciara que la carretera de Barcelona (A2) contará con un carril bus VAO, la infraestructura aún queda lejos.
Más de tres años después de aquel anuncio, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana acaba de aprobar los tres proyectos redactados por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid para la implantación de un sistema de señalización electrónica que permitirá la reserva del carril izquierdo para los autobuses y vehículos de alta ocupación. La noticia llega nueve meses después de la firma del convenio definitivo de financiación. Ahora faltan la licitación, la adjudicación y la ejecución de la obra. Trámites que, cuando hablamos de administración pública, también llevan tiempo.
Desde el anuncio inicial a finales de 2016, los usuarios de la A2 han asistido a todo reguero de retrasos. Inicialmente se dijo que se realizaría una prueba piloto durante el verano de 2017, y que el nuevo carril estaría operativo a mediados de 2018. No fue así, y el cambio del gobierno central trastocó los planes dilatando, aún más, los plazos. No fue hasta octubre de 2019 cuando se aprobó el convenio entre las tres administraciones, y han pasado siete meses desde que, en diciembre del año pasado, fueron aprobados provisionalmente los proyectos que, ahora, el nuevo ministerio acaba de aprobar de manera definitiva.
Según lo aprobado, el futuro carril bus-VAO de la A2 contará con tres tramos y un presupuesto total de 12,5 millones de euros. La primera fase comprende 14,3 kilómetros de carril reservado, entre Torrejón de Ardoz y la Avenida de América. La segunda discurrirá entre Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz, y la tercera afectará a la salida desde Madrid. A diferencia del carril bus-VAO de la A6, en la futura infraestructura de la A2 no habrá separación física, lo que reduce considerablemente el coste. El carril izquierdo de la autovía se reservará para los vehículos de alta ocupación mediante una 'Gestión Inteligente de Carreteras' (ITS) pionera en España. Un sistema que empleará señales luminosas, tanto en la calzada como en paneles, que se controlarán mediante cámaras de vigilancia.