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El artista catalán Pep Agut, muy familiarizado en su trayectoria con la creación de obras 'site specific', reflexiona sobre la historia del propio Palacio de Cristal, que reabre sus puertas y reactiva su calendario expositivo con esta nueva colección de piezas donde las columnas del icónico edificio se convierten en esculturas de escayola, desperdigadas por el suelo, perdiendo así toda su funcionalidad.
'Meridiano de Madrid: sueño y mentira', que se podrá pasear en compañía del canto de los pájaros del Retiro hasta el próximo 29 de agosto, no solo dialoga con obras de grandes maestros como Goya (El sueño de la razón produce monstruos) y Picasso (Sueño y mentira de Franco) sino, y sobre todo, con el edificio, inspirado en el Crystal Palace de Joseph Paxton de Londres y levantado entre 1884 y 1887 para la Exposición General de las Islas Filipinas.
Este proyecto no solo recupera fragmentos del texto de aquel catálogo editado por el gobierno español para la exposición (unas páginas cargadas de racismo, sexismo, colonialismo...) confrontándolos con la necesaria carga de pensamiento crítico que debe tener el arte sino que también trae al presente el "meridiano de Madrid", que tiene su origen en el año 1884, cuando en octubre tuvo lugar en Washington la Conferencia Internacional en la que se aprobó establecer un meridiano único de referencia, tangente con el Real Observatorio de Greenwich. España promovió en ese mismo año un intento, fallido, de crear un meridiano local 0º de Madrid (3º 41´ 16´´ al oeste de Greenwich, 14 minutos y 41 segundos por delante de aquel); el desastre de 1898 hizo del todo insostenible un meridiano propio; no obstante, en 1942, España, por decisión de Francisco Franco adopta finalmente el huso horario del meridiano de Berlín, por el que todavía se rige hoy en día.
En el centro del conjunto escultórico veréis una composición de tubérculos, creados a partir de moldes extraídos de raíces naturales (algunos de origen norteamericano y filipino), que Agut asocia sarcásticamente (los llama "Franquitos") con las que se aprecian en la representación que Picasso hizo del dictador en las dieciocho pequeñas viñetas que conforman los grabados de Sueño y mentira de Franco (1937).
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