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Los madrileños tenían ganas de reencontrarse con la Feria del Libro. Y con unas medidas de seguridad estrictas, las colas eran más que previsibles. Pero más allá de lo que cabía esperar, el primer fin de semana ha estado marcado por un éxito de asistencia que ha desbordado todas las previsiones.
Bajo el lema #laferiadelreencuentro, la edición número 80 de la Feria del Libro estaba marcada por el aforo reducido de 3.900 personas, el uso obligatorio de la mascarilla y un número menor de casetas. Todo ello, en un espacio reducido a casi un tercio de su extensión habitual: de 1.400 metros cuadrados a apenas 500. El público solo puede acceder por dos puntos en los extremos norte y sur.
Nada de ello impidió que los madrileños acudieran en masa a conocer las últimas novedades y encontrarse con sus autores preferidos. Y ahí están los datos para confirmarlo: se calcula que visitaron la feria más de 72.000 personas, lo que dado el citado aforo de 3.900 al mismo tiempo provocó unas larguísimas colas y esperas entre el público. “La respuesta ha sido enorme, el público ansiaba este reencuentro”, apuntaba el director de la feria, Manuel Gil, el domingo.
De cara a estos próximos días y para evitar aglomeraciones, la Feria del Libro ha anunciado que habilitará puertas de salida adicionales. Los visitantes podrán abandonar la Feria de una manera más sencilla, sin necesidad de tener que ir hasta uno de los extremos.
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