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La Comunidad de Madrid quiere poner coto al uso de teléfonos móviles en los centros escolares, un auténtico quebradero de cabeza para los profesores. A partir del próximo mes de septiembre, todos aquellos alumnos que usen el móvil en clase o durante el recreo podrán ser castigados. Entre las posibles sanciones, la expulsión del aula, la privación del tiempo de descanso o la exclusión de actividades extraescolares.
Es una de las principales novedades que recoge el nuevo Marco Regulador de la Convivencia en los Centros Docentes, que acaba de ser modificado por el gobierno de la Comunidad de Madrid. Una norma cuyo incumplimiento supondrá la comisión de una "falta leve" que podría saldarse también con una "amonestación verbal o por escrito". Los móviles, tabletas u otros objetos similares podrían ser retirados hasta la finalización de la jornada escolar, aunque será el tutor del alumno el que tenga la última palabra.
Se calcula que la medida afectará a unos 800.000 estudiantes de 1.700 centros públicos y concertados. Y aunque en un primer momento se decidió que la norma se aplicara sólo dentro del aula y no en los recreos, finalmente se ha decidido ampliarla a ese tiempo de descanso, así como a los espacios entre clase y clase.
Como toda norma, también hay excepciones. Los móviles estarán permitidos cuando su uso esté expresamente previsto en el proyecto educativo y siempre con fines didácticos. Tampoco será de aplicación a los niños y adolescentes que necesiten tener un dispositivo por razones de salud o discapacidad.