[title]
Si la Movida Madrileña tuvo un templo donde peregrinaban todos los jóvenes ávidos de nuevas y estimulantes propuestas musicales, ese fue el Rock-Ola. El local, ubicado en el número 5 de la calle Padre Xifré, frente a las Torres Blancas, fue el escenario donde actuaron todos los grandes grupos del momento, tanto españoles como internacionales. Un auténtico templo de la modernidad.
Ahora, es otro templo, aunque en este caso de origen religioso, el que vuelve la mirada a aquella época. La iglesia de de San Lorenzo de Úbeda (Jaén), reconvertida en espacio cultural tras una reforma que la salvó de la ruina, dedica una amplia exposición a lo ocurrido entre las cuatro paredes de la sala. La elección de la localidad jienense no es casual: allí nació Lorenzo Rodríguez, quien fue impulsor y director del Rock-Ola entre 1981 y 1984. No en vano, la exposición ha sido bautizada como "Lorenzo Rodríguez, 40 años del Rock-Ola".
Entender las inquietudes musicales y estéticas del propio Rodríguez es clave para entender la importancia del Rock-Ola. Fuertemente influenciado por las corrientes que llegaban del Reino Unido, como el punk y la Nueva Ola, la sala fue un hervidero donde se cocieron tendencias de toda clase. El lugar en el que había que estar, independientemente de si uno era rockero, mod o simplemente alguien con ganas de pasarlo bien.
En la exposición, toda clase de carteles y fotografías que recuerdan lo ocurrido en aquellas noches, en las que por el Rock-Ola pasaron grupos de todo pelaje. Desde Spandau Ballet o Iggy Pop a Simple Minds, Depeche Mode o Echo And The Bunnymen, pasando por Siouxsie And The Banshees, The Stranglers o The Damned. Y, cómo no, el hogar de muchas de las bandas que fueron iconos de la Movida y de la música española como Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides, Aviador Dro, Loquillo, Los Secretos, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Siniestro Total o Radio Futura.
Los mejores planes de ocio y cultura de Madrid en el nuevo número de la revista