La fiebre nipona llegó antes a México que a Madrid. Y de la capital azteca aterrizan los responsables de este restaurante a medio camino entre una barra con producto de primer nivel (de la selección del pescado al ingrediente en sí: trufa, caviar, foie gras, wagyu) y un ambiente chic y sofisticado para ver y dejarse ver (o todo lo contrario porque cuentan con un privado con una entrada propia y una barra de sushi exclusiva para mantener al 100% la intimidad de los comensales). Abren todos los días de la semana, te recibe todo el equipo saludando con un "irasshaimaseeeee" (muchos son los detalles pensados para que la inmersión japonesa sea mayor), exhiben un atento y cuidado servicio de sala y su nombre significa luciérnaga, quizás porque es en horario nocturno cuando el local brilla aún más. Ah, y próximanente sumarán (ahora su aforo ronda el centenar de personas) una pérgola aclimatada en la calle que será un "must" las noches estivales.
Aunque a su sushi contemporáneo (así autodenomina su concepto gastronómico el chef al frente de todo, Alejandro Pérez) se sume una importante carta de coctelería (del Amaterasu al Yuzu gimlet), sobre la barra para una docena de comensales (diseñada a la altura idónea para que no te pierdas nada del meticuloso trabajo de sus sushimen) gira toda la propuesta. Tanto que cada martes por la noche presentan el ronqueo del atún en directo (algo único en Madrid dentro de la agenda de un restaurante); no hay comensal que no se levante para ver cómo se despieza un túnido que ronda los 100 kilos.
Tras cinco años de test en México, el concepto llega muy rodado pero a la vez acondicionado a la fabulosa despensa y proveedores que el chef ha ido encontrando en nuestro país. Aquí te lo ponen fácil. Y no hablamos de que su horario de cocina es ininterrrumpio, que también, sino de que puedes ir a un menú omakase, dejarte llevar y centrarte en la conversación desde que te sientas o ir a la carta para escoger entre un vasto despliegue de makis, temakis, sashimis, nigiris... Cuentan incluso con varios platos salidos de la robata (la tradicional parrilla japonesa), bocados tan dispares que van de una brocheta de brócoli o al exclusivo king crab. Y para acompañar, si os gusta el sake, no lo dudés y daos a su cata cerrada, a través de pequeños tragos, de tres o cinco sakes diferentes.
