Kantamelade

Casi donde Príncipe de Vergara pierde su nombre se ha instalado un exclusivo restaurante que propone una cocina de corte clásico con algún detalle de autor y elegantes presentaciones. En su selecto comedor, precedido por una barra para tapear y/o tomarse una copa de vino o un gin tonic, sirven una materia prima excepcional presentada en elaboraciones tan conservadoras como la merluza meuniere, el cochinillo confitado o el arroz meloso de carabineros. Hay media docena de opciones por cada hoja de su carta (entrantes, del mar, de la tierra y postres) y una bodega que se nutre tanto de los incontestables como de varias etiquetas de menor reconocimiento pero igualmente competentes. El local cuenta además con una espléndida terraza climatizada donde uno puede entregarse a un cóctel o a una ración para compartir. Como muchos otros por esta zona noble, dispone de servicio de aparcacoches.