El Grupo Mandarín (responsables de El Bund y Casa Lafu) está detrás de este nuevo proyecto que acerca la gastronomía china a todos los paladares. La carta va más allá de lo popular y presenta una serie de platos que traen de vuelta la ruta de la seda en su vertiente oriental. De hecho, el motor creativo de este restaurante es el apasionante viaje de Kököchin, princesa de Mongolia, y Marco Polo por aquellas tierras.
El restaurante, de hecho, se divide en tres espacios bien delimitados. Una primera zona evoca a Mongolia y China, otra sala se inspira en la antigua Ceilán y el sur de la India y el tercer comedor recuerda a Persia y al Mediterráneo Oriental.
Exotismo en los platos, ejecutados por el chef Liming Zeng (bajo la asesoría de Alejandro Castelán -que ha pasado por las cocinas de los estrellados Mario Sandoval y Ramón Freixa-), y en todos los cócteles que se sientan a una mesa enmarcada por el trabajo del estudio Amoedo Projects, a medio camino entre cierto aire sofisticado y la aventura. Además de una carta con casi una veintena de páginas, ofrecen un menú del día y (casi) todo en formato take away.
