La inspiración surgió en una arrocería de la isla de Ibiza que frecuentada por un grupo de amigos. Entre ellos, conocidos empresarios integrantes del exitoso grupo Larrumba (Marieta, Perrachica, Habanera, Peyote San,…) que fieles a su instinto decidieron replicar esa fórmula en Madrid. Así nació La Sabina. Y por partida doble, con una en Aravaca y otra en La Moraleja, que es la que visitamos.
El local, que enamora a primera vista, es acorde a su cocina de estilo mediterráneo y transmite una agradable sensación de paz y desconexión. De techos altos, vigas de madera y paredes encaladas, amplio y dividido en varios ambientes que se completan con una terraza acristalada y otra abierta para los meses más cálidos, es la opción más casual, fresca y divertida que encontraréis en la plaza central de esta zona residencial de Madrid.
De la Isla llegó parte del personal de cocina y de Valencia el agua embotellada, como manda la tradición. También con los arroces y fideuás, mínimo para dos personas, que llegan a la mesa en paella grande y con capa fina. Muy sabrosos el del senyoret con sepia y gambas; a banda; y el de cigalas y alcachofas.
Hay carnes y pescados para los menos arroceros, así como una buena selección de entrantes. Entre los frescos, destaca la ensaladilla rusa o el clásico steak tartar, y de los calientes, los puerros con salsa romesco o el calamar de playa relleno de sobrasada, típico embutido ibicenco.
A pesar de que la propuesta gastronómica es diferente a otras del grupo, encontraréis su sello en el buen gusto en la decoración, en la música, en el ambiente agradable, en su famosa tarta de cumpleaños (muy golosa, con chocolate, galleta y Lacasitos) y en la gran barra de cócteles que está dirigida por un ‘bartender’ de lujo, Carlos Moreno, el responsable de que el personal, bien entrenado, de vida a una amplia y atractiva selección de combinados. “Si la vida te da limones…” es un acierto y muy refrescante para la sobremesa por la base de limoncello y el toque de ginebra.