Se encuentra al costado este de Madrid, al otro lado de la M-30, en el barrio del Barral (Coslada). Con Sergio García a la cabeza en cocina, su objetivo es, tal y como anuncian en su web, "acercar esta cocina a todo el mundo con platos que evocan sensaciones y recogen la esencia de lo mejor en preparaciones internacionales". Cumplen cada palabra.
Desde un local de interiorismo desenfadado que cuenta con un gran ventanal a la calle y ofrece asiento en dos barras y varias mesas, Sergio y su equipo elaboran una oferta estructurada en una carta relativamente corta y bien definida, que tiene una marcada esencia internacional. Este patrón, que la caracteriza, hace que entrecruce referencias asiáticas y latinoamericanas en sus platos, en ocasiones adaptadas o tuneadas con otras alusiones nacionales, como la que se encuentra en su "papada y kalimotxo", servida sobre una tostada de brioche con una salsa para untar hasta dejar el recipiente limpio.
En Muyummy se cocina con tiempos largos, logrando un registro de sabores que realmente hace viajar al comensal bocado a bocado en imprescindibles como sus costillas del Señor Ping. Elaboradas con cerdo duroc y con melaza de vinagre negro chino y chiles, se emplatan con hojas de capuchina, que les dan un puntito picante. Resultan melosas y dulces, con recuerdos de chocolate y están para chuparse (literalmente) los dedos. La lasaña koreana, elaborada con carne de añejo y Gochujang, tiene el picante justo para elevar el plato y hacer que rebañes con la cuchara incluso después de haberlo terminado.
Además de su carta, en la que hay cambios cada cierto tiempo, ofrecen la posibilidad de comer el plato del día. Esta opción cambia en función de lo que Sergio elija cocinar tras pasar por el mercado y, cada miércoles, hay ramen, tanto en turno de mañana como de noche. Su caldo es un histórico de la casa y se alimenta cada semana para no perder su base madre. En el capítulo dulce, dedicado a los postres, dos opciones, entre las que la tarta de cacahuete resulta sabrosa sin pecar de dulzor y resulta más ligera de lo que en apariencia podría parecer.
A lo anterior se suma cuidada selección de vino, que también puede elegir tomarse por copas y que incluye referencias especiales que salen de los cánones habituales y se acompañan con opciones de vermut (El Bandarra) o cervezas (La Virgen). El servicio, cercano y amabilísimo, con buenos tiempos entre platos, y una relación calidad-precio más que coherente completan una propuesta que merece visitas sucesivas para conocer los nuevos "ins" de su carta.