Nina

Llegó el tiempo de reflotar la pasión culinaria, de que brillaran los platos de su abuela Nina más allá de la casa familiar. Con el afán de ser un lugar cómodo, animado e inmerso en el tejido vecinal, Adriana abrió este proyecto que le hace sonreír con toda la cara. Recetas canónicas (bárbara su carbonara) y guiños castizos (adictivos ñoquis bravos y melosidad al cubo la de los pappardelle) en un ineludible pasta bar. Se ha convertido en toda una referencia del barrio. Si queréis ir, os recomendamos que reservéis antes.