A finales de 2016, el chef vizcaíno Carlos Posadas se hizo cargo de la cocina de Piñera, restaurante de corte clásico que abrió sus puertas en 2008. Una llegada que aportó un giro lleno de frescura, no solo gastronómico, también estético y de concepto. Ahora luce un espacio mucho más luminoso y cuenta con una zona informal a modo de bistró, con barra y mesas, para que puedas disfrutar de su propuesta por un ticket más económico. Raciones, tapas frías y calientes y hasta algún que otro plato que convive con la carta del salón principal, te permiten conocer la esencia de este restaurante en un tono más desenfadado.
En el salón, sin embargo, la cosa es más seria. Allí podrás rendirte a una carta de cocina tradicional con toques afrancesados, cuya puesta en escena permite algún que otro guiño creativo. Al frente, María José Monterrubio, Premio Nacional de Gastronomía 2007 a la mejor dirección de sala, quien te va a hacer sentir en casa. No dudes en preguntarle.
Perfecto para que vayas en familia a darte un homenaje gastronómico o si eres amante del vino, porque disfrutarás especialmente con su extensa bodega. Y seas de carne o de pescado, el menú tiene deliciosas opciones para todos los gustos. Recomendable es, por ejemplo, su jarrete de ternera glaseado, que te deshuesan a la vista y se acompaña de puré de patata. Buenísimos fondos y excelente servicio.