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Yo también me colaré en el Metro

Escrito por
Òscar Broc
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A partir de ahora yo también me colaré en el metro. Cada vez que compro un abono mensual, tengo la sensación de coger 52 euros y regalárselos al primer tipo que pase y quiera limpiarse el culo con ellos. Es una sensación que este año se ha acentuado hasta resultar insoportable. Y todo por culpa de una imagen que se repite hasta la náusea: gente que salta la valla y se cuela con impunidad y una sonrisa en los labios; tipos que se pegan a tu última cuando pasas por las puertas automáticas y aprovechan para colarse con el dinero que TÚ has pagado por TÚ billete.

No es agradable constatar que te estás dejando medio sueldo en impuestos y un dineral en tarjetas, para que los más listos de la clase se rían en tu cara, sin que nada puedan hacer revisores y responsables de seguridad. Irritante. Lo diré alto y claro: los que pagamos religiosamente ya estamos hartos, y acabaremos enviándolo todo a la mierda.

El problema no es que la gente se cuele, siempre ha habido listillos, el problema es que desde hace un tiempo, quien no se cuela es porque no quiere. Soy un usuario voraz del Metro, y en las paradas que más frecuento, se ha impuesto la ley del salvaje Oeste. En Drassanes, por ejemplo, no hay día que no me encuentre a un quinqui detrás que aprovecha para atravesar las puertas mientras yo paso. Sin pedir permiso y bien pegado a mi culo. En Palau Reial, los universitarios practican con asiduidad el salto con pértiga en los tornos giratorios, sin disimular, desafiando los revisores. Y esto sucede cada día. Y nadie hace nada.

Bueno, de hecho los que sí hacemos algo somos los propios usuarios. Más de una vez me he encarado con algún tipo que quería colarse pegado a mi espalda, arrimando cebolleta. ¡Lo más alarmante es que estos enfrentamientos suelen acabar en amenazas e insultos del infractor hacia el usuario honrado! Y ya puedes esperar a que te defienda algún trabajador del Metro. El mundo al revés.

¿No pueden intensificarse las operaciones jaula en paradas clave, con revisiones por sorpresa? ¿No pueden hacerle la vida un poquito más difícil a los infractores? No es tan difícil, ¿no? No digo que pongan solución al problema en dos días, sólo pido que por lo menos transmitan la imagen que se está haciendo algo, por pequeño que sea, contra la ofensiva de caraduras.

Porque en este sálvese quien pueda, hay un factor aún más preocupante: el triunfo abrumador de los listos que se cuelan es contagioso. En otras palabras, la impunidad con la que saltan la valla los infractores es tan desmoralizante que al final la gente honrada también acaba saltando. Duele sentirte como un imbécil, duele ser el 'pringao' de la clase. ¿Solución? Te pasas al lado oscuro. Al final, es una cuestión de orgullo. Qué diablos hago pagando 52 malditos euros por la T-Mes, si en el tiempo que tardo en comprar el abono en la máquina ya han saltado tres personas y otra se ha colado pegada a mi culo después de validar la tarjeta. Y todo está grabado. Y nadie ha hecho nada para evitarlo. Una cosa es ser cívico, y otra muy diferente ser gilipollas.

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