A escasos metros de donde se expone la impresionante colección de arte románico del Museo Nacional, en un pequeño espacio de la Sala Oval, el diseñador gráfico, dibujante y fotógrafo America Sanchez (Buenos Aires, 1939) despliega unos setenta dibujos inéditos, una mirada contemporánea a los rostros que hay en las pinturas murales y sobre tabla hace un millar de años. Durante cerca de tres décadas, el artista ha sido un visitante habitual de las salas del románico y cuentan que se ha paseado observando y tratando de captar la magia de aquellos pintores lejanos.
De los bocetos de los rostros que ha encontrado en frontales de iglesia y ábside, surge esta propuesta que ofrece una nueva y atractiva lectura de antiguos relatos. America Sanchez es fiel a las formas y al dibujo de trazo grueso. Conserva la simplicidad y el esquematismo y mantiene los rostros hieráticos y alargados de los personajes representados. Pero es tremendamente creativo en la aplicación del color y es cuando el románico, voilà, se convierte en pop. De repente, parece que más que apóstoles y vírgenes marías seamos bien delante de la famosa serie que Warhol dedicó a Marilyn Monroe. El uso arbitrario de la paleta convierte este ejercicio de copia en un proceso de actualización que entra y sacude la colección del Museo con un toque de humor cromático.
Los originales, tintas sobre papeles de pequeño formato y de mucha calidad -algunos del siglo XVII-, se presentan dentro vitrinas, donde hay también pruebas y cartas de colores que ha ensayado el dibujante, mientras que en las paredes permanecen colgados los facsímiles . Al salir, ir a buscar esos rostros en la colección permanente. Es fascinante!
Los originales, tintas sobre papeles de pequeño formato y de mucha calidad -algunos del siglo XVII-, se presentan dentro vitrinas, donde hay también pruebas y cartas de colores que ha ensayado el dibujante, mientras que en las paredes permanecen colgados los facsímiles . Al salir, ir a buscar esos rostros en la colección permanente. Es fascinante!