La artista noruega Anna-Eva Bergman (1909-1987) consideraba el ritmo como elemento estructural de la pintura. Un ritmo que, en su caso, surgió del empleo de determinadas materias —hojas de metal, pan de oro, plata o cobre—, formas, líneas y colores.
Su estrecha relación con España se inició en 1933, cuando se instaló durante un año en Menorca junto a su pareja, Hans Hartung. Desde entonces estableció un vínculo entre Noruega y nuestro país muy presente en toda su obra.