Si de las crisis surgen oportunidades, del caos creativo nacen exposiciones, algunas tan interesantes como la que ahora presenta la artista Coco Dávez en Cocol, una de las tiendas de artesanía popular más especial del barrio de La Latina. Los protagonistas son dos: por un lado, los trazos de color que tan bien representan a esta joven artista -echad un ojo a su instagram- y por el otro, los botijos -¿hay algo más popular que un botijo en verano?-, uno de los objetos con los que más se identifica Cocol y que trae de la localidad alicantina de Agost (allí la alfarería todavía se siguen elaborando de manera artesanal).
La colección consta de 29 piezas, es casi como un homenaje a los 29 años de Coco Dávez, como un paseo por sus sombras y sus luces, o como dice ella misma, "una oda a las crisis personales y existenciales". Con esta colección nos lleva de la mano por los recuerdos de su infancia (en ella se ha inspirado para pintar los botijos con los colores más primarios y trazos naïf, pintados incluso con las manos) hasta la adolescencia, una etapa que define como caótica pero de la que guarda un buen recuerdo, pues fue cuando se dio cuenta de hacia dónde quería ir en el mundo artístico. De ahí surgen los botijos más oscuros, pero con luminosos trazos de color. Y tras el caos, llegó el orden (igual que la madurez), y lo refleja con una colección de botijos en blanco y negro, acompañada de dos piezas singulares únicas.
La colección, que por supuesto está a la venta (a partir de 280 euros cada botijo), permanecerá en la tienda hasta el 15 de julio de manera oficial; extraoficialmente, hasta fin de existencias. Id haciendo hueco, porque los vais a querer todos.
