Jordi Esteva ha dedicado la mayor parte de su trabajo fotográfico a las culturas orientales y africanas. Artista multidisciplinar, dedicado también al cine y a la escritura, entiende la fotografía como una espera paciente; busca a conciencia la hora, persigue las sombras y aguarda el momento exacto para atrapar el espíritu del lugar.
En la exposición 'Arcadia arábiga' presenta dos series fotográficas. La primera está compuesta por imágenes de Socotra, la isla de Simbad el marino, un lugar perdido en el Océano Índico, a casi cuatrocientos kilómetros de las costas de Arabia; un espacio mítico al que viajaron durante siglos tanto indios como griegos o árabes del sur, atraídos por las valiosas propiedades de las resinas olorosas de los árboles del incienso y la mirra. La segunda serie está formada por fotografías de los cinco grandes oasis de Egipto (Siwa, Bahariya, Farafra, Dahla y Jarga), pequeños universos que durante eras han permanecido detenidos en el tiempo y han mantenido una cultura propia, dando pie a múltiples leyendas.