Una carta de amor al séptimo arte, con la que Giuseppe Tornatore rindió homenaje a los cines de pueblo de su infancia. Trata de la amistad entre un niño y un viejo proyeccionista, que le habla del maravilloso mundo de las películas. Todo el que la ve sale enternecido, por la música de Ennio Morricone y, sobre todo, por esa secuencia final en la que el protagonista ve una proyección con todas las escenas de besos que fueron amputadas por la censura.
Cinema Paradiso – Cibeles de Cine
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