[image]
[title]A nadie se le escapa que Casey Affleck es uno de los mejores actores de su generación. Tiene esa mirada inescrutable que le vimos en 'Manchester frente al mar', esa capacidad de contar tanto sin apenas mover un músculo que le hizo brillar como el fantasma de 'A ghost story'. Ahora, con el pelo enmarañado y una barba mal recortada, dirige e interpreta 'La luz de mi vida', una película enigmática, tierna, que recuerda a 'La carretera' de Cormac McCarthy. Affleck asegura que le ha salido de muy adentro.
Hay algo muy siniestro y envolvente en la atmósfera de la película. ¿Cuál fue la primera imagen que se fraguó en tu cabeza?
Hay dos maneras de contestar a esto. Empecé anotando fragmentos de conversaciones que tenía con mis hijos, momentos de nuestra vida diaria, preguntas que me hacían y respuestas que yo les intentaba dar. De esos diálogos reales salió la historia de un padre y una niña que caminan por el bosque, pisando hojas secas. Por otro lado, yo tenía en mente la imagen de estos dos personajes solos en un mundo silencioso y vacío, ellos diminutos entre unos
árboles gigantes, en un lugar donde no hay nadie.
La película empieza con el cuento de dos zorros que se encuentran ante el arca de Noé. ¿También es un relato que inventaste para tus hijos?
Así es. He metido mucho de mí mismo en esta película. La siento muy cercana y personal. En parte habla de mis miedos como padre. Yo, como todos los padres del mundo, he tenido que improvisar muchas historias para la hora de dormir. Algunas eran un bodrio, pero de otras estoy orgulloso. La de los zorros me gusta, tiene un mensaje bonito, sobre un mundo sin depredadores.
En 'La luz de mi vida' describes un mundo apocalíptico, aunque las causas de la hecatombe que lo ha llevado a esta situación quedan siempre en segundo plano. ¿Por qué?
Tenía muchas otras historias en la cabeza, como 'Mad Max' o 'Hijos de los hombres'. Pero yo no quería hacer otra superproducción más llena de efectos, en la que se perdiera de vista la sencillez de la intimidad de los personajes. No quería una distopía tecnológica, ni ataques alienígenas, ni plagas de zombis.
Es un mundo en el que casi todas las mujeres han muerto en una epidemia. En algunos 'flashbacks' aparece Elisabeth Moss, la protagonista de 'El cuento de la criada'.
Un día mi novia y yo íbamos de viaje a no sé dónde y resultó que había un brote del virus Zika y tuvimos que regresar. Me di cuenta de que esa situación era mucho más peligrosa para ella que para mí. Me pareció algo interesante de contar. En la película, la vida de la niña corre riesgo pero la del padre no. Esto nos lleva a la gran metáfora final, ya sabes, qué planeta les estamos dejando a las nuevas generaciones, hasta qué punto estamos comprometiendo su futuro.
¿Tiene un trasfondo político?
No hay ninguna película que no lo tenga. Pero no era mi prioridad. Empecé a escribir el guion hace más de diez años y el presente ha evolucionado mucho en este tiempo.
Antes habías dirigido otra película, 'I'm still here', un falso documental en el que Joaquin Phoenix anunciaba que dejaría de ser actor para dedicarse al rap.
Aquello fue un experimento y también una gamberrada. Éramos mucho más jóvenes que ahora y queríamos tensar el lenguaje del cine y, sobre todo, la manera en la que se hacen películas. Bueno, en realidad no teníamos muy claro lo que hacíamos. No había un guion, ni una dirección de casting, ni un departamento de arte. Fue divertido, pero la verdad es que no creo que 'I'm still here' hable mucho de mí. En este sentido, 'La luz de mi vida' es mucho más convencional, tiene detrás un equipo completo y no hay nada de improvisación. Pero habla de mí con honestidad. Me reconozco en el personaje.
Hay rumores de que pronto dirigirás otra película, 'Far bright star', otra vez con Joaquin Phoenix de protagonista. ¿Es cierto?
Bueno, tengo ganas de hacerlo, sí. Es un buen libro, un western de época, y creo que saldría un guion interesante. Pero tengo dilemas. Es una historia muy violenta. No tengo prisa, hay otros proyectos más urgentes. Ahora me voy a rodar una temporada a Rumanía