Todo puede pasar en Aleatorio. Su pequeño escenario al final del bar rectangular acoge cada noche a músicos, escritores que leen sus poemas o presentan algún libro, jóvenes promesas de la poesía, etc. En su programación no encontrarás grandes nombres, pero sí gente creativa y sed de cultura.
Otro puntazo de este local es que nunca se llena y no estarás agobiado ni tendrás que luchar por hacerte hueco en la barra de madera para pedir una cerveza. Las pequeñas mesas están en los laterales y para que los clientes consuman sus cervezas o gin tonics de pie sin molestar. Los camareros son simpáticos y ponen la cerveza en vaso de sidra.